Legends, Tales and Poems by Gustavo Adolfo Becquer
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[Footnote 1: Haría = 'it must have been.' See p. 5, note 2, and p.
42, note 1.] En efecto, era así, pues á poco de haberse oído la esquililla, empezaron á saltar por entre las apiñadas matas de cantueso y tomillo, y á descender á la orilla opuesta del riachuelo, hasta unos cien corderos, blancos como la nieve, detrás de los cuales, con su caperuza calada para libertarse la cabeza de los perpendiculares rayos del sol, y su atillo al hombro en la punta de un palo, apareció el zagal que los conducía. --Á propósito de aventuras extraordinarias, exclamó al verle uno de los monteros de don Dionís, dirigiéndose á su señor: ahí tenéis á Esteban el zagal, que de algún tiempo á esta parte anda más tonto que lo que naturalmente lo hizo Dios, que no es poco, y el cual puede haceros pasar un rato divertido refiriendo la causa de sus continuos sustos. --¿Pues qué le acontece á ese pobre diablo? exclamó don Dionís con aire de curiosidad picada. --¡Friolera! añadió el montero en tono de zumba: es el caso, que sin haber nacido en Viernes Santo[1] ni estar señalado con la cruz,[2] ni hallarse en relaciones con el demonic, á lo que se puede colegir de sus hábitos de cristiano viejo, se encuentra sin saber cómo ni por dónde, dotado de la facultad más maravillosa que ha poseído hombre alguno, á no ser Salomón,[3] de quien se dice que sabía hasta el lenguaje de los pájaros. [Footnote 1: Viernes Santo = 'Good Friday,' the Friday of Holy Week, |
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