Book-bot.com - read famous books online for free

Legends, Tales and Poems by Gustavo Adolfo Becquer
page 116 of 655 (17%)
pudieron ya contener por más tiempo la risa, que hacía largo rato les
retozaba en los ojos, y dando rienda á su buen humor, prorrumpieron en
una carcajada estrepitosa. De los primeros en comenzar á reir y de los
últimos en dejarlo, fueron don Dionís, que á pesar de su fingida
circunspección no pudo por menos de tomar parte en el general
regocijo, y su hija Constanza, la cual cada vez que miraba á Esteban
todo suspenso y confuso, tornaba á reirse como una loca hasta el punto
de saltarle las lágrimas á los ojos.

El zagal, por su parte, aunque sin atender al efecto que su narración
había producido, parecía todo turbado é inquieto; y mientras los
señores reían á sabor de sus inocentadas, él tornaba la vista á un
lado y á otro con visibles muestras de temor y como queriendo
descubrir algo á través de los cruzados troncos de los árboles.

--¿Qué es eso, Esteban, qué te sucede? le preguntó uno de los monteros
notando la creciente ínquietud del pobre mozo, que ya fijaba sus
espantadas pupilas en la hija risueña de don Dionís, ya las volvía á
su alrededor con una expresión asombrada y estúpida.

--Me sucede una cosa muy extraña, exclamó Esteban. Cuando después de
escuchar las palabras que dejo referidas, me incorporé con prontitud
para sorprender á la persona que las había pronunciado, una corza
blanca como la nieve salió de entre las mismas matas en donde yo
estaba oculto, y dando unos saltos enormes por cima de los carrascales
y los lentiscos, se alejó seguida de una tropa de corzas de su color
natural, y así estas como la blanca que las iba guiando, no arrojaban
bramidos al huir, sino que se reían con unas carcajadas, cuyo eco
juraría que aún me está soñando en los oídos en este momento.

DigitalOcean Referral Badge