Legends, Tales and Poems by Gustavo Adolfo Becquer
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empeñas en andarle á los talones, va á dar que reir contigo como con
el pobre Esteban. --Señora, interrumpió Garcés con voz entrecortada y disimulando en lo posible la cólera que le producía el burlón regocijo de sus companeros, yo no me he visto nunca con el diablo, y por consiguiente, no sé todavía como las gasta; pero conmigo os juro que todo podrá hacer menos dar que reir, porque el uso de ese privilegio sólo en vos sé tolerarlo. Constanza conoció el efecto que su burla había producido en el enamorado joven; pero deseando apurar su paciencia hasta lo último, tornó á decir en el mismo tono: --¿Y si al dispararla te saluda con alguna risa del género de la que oyó Esteban, ó se te ríe en la nariz, y al escuchar sus sobrenaturales carcajadas se te cae la ballesta de las manos, y antes de reponerte del susto ya ha desaparecido la corza blanca más ligera que un relámpago? --¡Oh! exclamó Garcés, en cuanto á eso estad segura que como yo la topase á tiro de ballesta, aunque me hiciese más monos que un juglar, aunque me hablara, no ya en romance, sino en latín como el abad de Munilla,[1] no se iba[2] sin un arpón en el cuerpo. [Footnote 1: Munilla. A town of 1170 inhabitants situated in the province of Logroño to the west of the town of Arnedillo on the Cidacos. Munilla was a place of considerable importance at the time in which the events of this story are supposed to have occurred.] |
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