Legends, Tales and Poems by Gustavo Adolfo Becquer
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[Footnote 2: no se iba = 'it would not escape.' See p. 108, note 3]
En este punto del diálogo, terció don Dionís, y con una desesperante gravedad á través de la que se adivinaba toda la ironía de sus palabras, comenzó á darle al ya asendereado mozo los consejos más originates del mundo, para el caso de que se encontrase de manos á boca con el demonio convertido en corza blanca. Á cada nueva ocurrencia de su padre, Constanza fijaba sus ojos en el atribulado Garcés y rompía á reir como una loca, en tanto que los otros servidores esforzaban las burlas con sus miradas de inteligencia y su mal encubierto gozo. Mientras duró la colación prolongóse esta escena, en que la credulidad del joven montero fué, por decirlo así, el tema obligado del general regocijo; de modo que cuando se levantaron los paños, y don Dionís y Constanza se retiraron á sus habitaciones, y toda la gente del castillo se entregó al reposo, Garcés permaneció un largo espacio de tiempo irresoluto, dudando si á pesar de las burlas de sus señores, proseguiría firme en su propósito, o desistiría completamente de la empresa. --¡Qué diantre! exclamó saliendo del estado de incertidumbre en que se encontraba: mayor mal del que me ha sucedido no puede sucederme, y si por el contrario es verdad lo que nos ha contado Esteban ... ¡oh, entonces, cómo he de saborear mi triunfo! Esto diciendo, armó su ballesta, no sin haberla[1] hecho antes la señal de la cruz en la punta de la vira, y colocándosela á la espalda se dirigió á la poterna del castillo para tomar la vereda del monte. |
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